Mamá, esto es lo que soy

-Mira.

Mamá, hace tiempo que tengo ganas de escribirte esto y creo que hoy he encontrado las palabras. Sé, que seguramente te va a dar un disgusto, pero tengo que hacerlo. Mamá, quiero ser una persona ordinaria. Sé que tú nos has enseñado siempre a ir más allá, a fijarnos en los demás, a no tolerar las injusticias, a exigirnos cada día lo máximo, a tener ambición y querer llegar alto. Pero yo no soy así, yo no quiero llegar a ningún lado, no quiero crear algo extraordinario, yo quiero ser una persona normal. No quiero discutir con personalidades importantes del mundo ni que escriban artículos sobre mí, no quiero que me den premios por ser inspiradora y dar un discurso a un público. Yo soy del otro lado, yo quiero estar en ese público y pensar qué guay que existan estas personas, y volver a casa y darle la cena a mis niños, ver una serie con mi marido y a dormir.

Que no digo que vaya a renegar de todo, claro que no, porque valoro mucho lo que me has enseñado, pero quiero tener una vida sencilla porque me parece que lo ordinario es lo verdaderamente extraordinario. Quiero tener un trabajo normal en una empresa normal, que haga sus cosas y las haga bien, pero que no esté pensando en conquistar el mercado. Yo no tengo esa pasión, que tanto se lleva ahora, por conseguir algo, yo quiero vivir y ya, quiero disfrutar. Y mi forma de disfrutar es tomarme una cerveza los viernes con mis amigos. Es ir de vez en cuando a un concierto, y comprarme esos zapatos tan bonitos. Es ir en verano, en un futuro, a una casita de playa en un pueblo y pasar las vacaciones con mis hijos, mis nietos y la familia. Es beberme las novelas, los bestsellers y seguir todas las series que me gustan, y los programas de televisión, y comentarlos y hablar del día a día, y no tener nada más «interesante» que comentar que la nota en la agenda que le han puesto a mi hija. ¿Pero y qué? Tú me has enseñado que hay que respetar las formas de vida, las personas, las culturas, y yo soy así. Seguramente correré en la carrera de la mujer, apadrinaré a un niño y reciclaré, pero no voy a montar una organización que recaude fondos para el cáncer, ni ser activista de los derechos humanos, ni colgarme de un cartel de Greenpeace. A lo mejor son ejemplos muy exagerados, pero es así. Quiero disfrutar de las cosas pequeñas del día a día, viajar a Pisa y hacerme la típica foto sujetando la torre, y subirla a instagram para que la vean y me comenten mis pocos seguidores. A lo mejor me pierdo todo lo intrínseco de la sociedad, pero es que yo no quiero saber nada intrínseco de la sociedad, me parece muy bien, que la gente viva como quiera, yo lo respeto, pero yo sólo quiero divertirme y no hacer daño a nadie. Pasarme horas y horas de charla con mis amigas. Y hablar de cosas tan superficiales como maquillaje, ropa, las series, los libros. Porque me divierte, porque soy así.

Te lo escribo porque no, no me voy a ir a Londres a estudiar, me quedo aquí, en Madrid. No quiero vivir fuera, aquí estoy muy a gusto, y no se me ha perdido nada allí. Seguramente te está dando un patatús, lo siento, pero soy así y esta es mi forma de ser feliz. Espero que lo entiendas.

Cuando la madre termina de leer, dobla el papel de nuevo y mira, sonriendo, a la abuela.

-No me lo puedo creer – añade la abuela con cara incrédula pero risueña.

-Así es –  pone la misma cara la madre.

-Qué gracia me hace. ¿Sabes? Todavía guardo yo la tuya. Si es que en el fondo sois iguales.

La abuela se levanta del sofá, y rebusca en la mesilla de su habitación hasta dar con un papelito que guarda anudado con un elástico entre otras cosas.

-Mira.

Mamá, te escribo porque tengo que contarte una cosa que me importa mucho y que no me he atrevido a decirte hasta ahora. Espero que lo entiendas. Mamá, yo quiero cambiar el mundo. Yo sé que siempre que lo digo te ríes, y es verdad que la frase es demasiado genérica como para tomársela en serio. Pero es verdad, mamá, yo quiero cambiar el mundo. Y sé que no se puede así como así, pero se puede empezar por el entorno y aportar tu granito de arena para que todo cambie. Yo quiero formar parte de un proyecto grande, y dirigirlo, y que llegue a mucha gente. Sé que tú me has enseñado que por encima de todo hay que ser humilde pero yo creo que no es incompatible. Yo quiero que me tengan en cuenta, pero no por ello voy a pensar que mi voz es más importante que otras. Yo quiero ayudar a la gente, pero no por ello voy a pensar que yo no necesito ayuda. Para mí, son muy importantes los valores que me has enseñado, sé que las personas de tu entorno son lo primero, pero yo necesito volar mamá, yo tengo curiosidad, tengo ganas, quiero ir más lejos.

Muchas veces, con cada asociación y cada proyecto que en el que me involucro me dices, que la vida de los demás es privada y la que más me tiene que importar es la mía. Y es cierto, pero es que no puedo no pensar en la vida de los demás, es que me importa, es que me da impotencia ver a todos esos que no son tan privilegiados como yo, a todos esos que, por ejemplo, no pueden contarle a su madre lo que piensan porque a lo mejor no tienen madre. ¿Es justo? No. No lo es, y yo quiero cambiarlo, o quiero intentarlo. Yo quiero ayudar a que este mundo vaya un poco mejor, quiero conocer a gente de distintos lugares, quiero saber lo que piensan. Me parece genial pasar todos los veranos de vacaciones contigo y los demás, pero yo no quiero que sean todos iguales, no es que no me lo pase bien, pero es que hay tantas otras cosas que podría hacer, hay tantos lugares y tantas personas ahí fuera que yo quiero participar de esa vida también. Siempre me dices que a veces es mejor ser feliz que saberlo todo, que la felicidad es sencilla y yo sé que es lo que piensas, pero que en el fondo también me lo dices para que no lo pase mal, porque ahí fuera, en el mundo, hay muchas cosas y no es tan bonito verlas de cerca como leerlas en internet. Pero es que hay algo que me impulsa, es que no me puedo estar quieta, es que me importa mamá, es que yo quiero ir al fondo del hoyo, a cambiarlo. Quiero ir a esos lugares donde más duele todo y aportar a que haya algo de esperanza. Quiero aprender, formarme y poder ser influyente en el mundo, actuar no sólo desde la base sino desde las esferas, estar ahí y decidir. Yo quiero escribir en periódicos y que la gente me lea, quiero hacer las cosas bien y quiero ser un ejemplo.

Seguramente te esté dando un patatús, lo siento, pero más te lo va a dar ahora. Hace unos meses pedí una beca para ir a la Universidad en Londres, y me la han dado. Yo sé que a ti, incluso Madrid te parecía un poco lejos, pero quiero ir mamá, y quiero que lo veas bien, quiero que me apoyes. Tengo esas ganas en mi corazón, y si quiero hacerlo me tengo que formar en buenos sitios y tengo que descubrir, y me apetece muchísimo. Sé que me va a costar estar lejos de mis amigos y de vosotros, pero hay tanta gente ahí fuera, hay tantas cosas de las que hablar, que no quiero perdérmelo. Espero que lo entiendas.

-Qué fuerte – suspira la madre – qué distintas somos.

-Pero en el fondo sois iguales.

-Somos las tres iguales. Las tres tenemos el mismo gen. De defendernos, de no callarnos.

-Mi madre también era un poco así la verdad.

-A lo mejor lo único que tenemos es que todas las generaciones lo hacemos regular y la siguiente quiere lo contrario – se ríe la madre. La abuela sonríe.

-¿Y qué le vas a decir?

-Pues lo mismo que me dijiste tú.

-Pero yo te dije que sería tu fan.

-Pues eso, yo le diré que intentaré ser la mejor abuela posible cuando vayamos al pueblo de vacaciones de verano.

Ambas se ríen.

@suahuabs