La única y máxima belleza del mundo

Hacía un día bueno, con mucho sol. La plaza estaba llena de gente, de adultos que intercambiaban opiniones, de mujeres que decían no haber visto nunca nada parecido, de ancianos que en su corto paseo matinal, se habían acercado hasta allí. Todos comentaban. Todos parloteaban entusiasmados. Todos mantenían una misma opinión, decían haber contemplado laSigue leyendo «La única y máxima belleza del mundo»