Estoy cansada.
Muy cansada.
En una semana tengo examen teórico del carnet de conducir.
Todos los días trabajo ocho horas pero he perdido la rutina, no tengo orden, cada día las veo venir, hago cosas nuevas, pero todas sin interés.
Mi hermana siempre se ríe diciendo que le gusta hacer cosas mecánicas.
A mí también. Siento lo mismo que Martín Santomé en La tregua, un trabajo mecánico libera la cabeza y puedes mientras pensar, soñar, escuchar la radio. Un trabajo que necesita de tus capacidades es tedioso, porque tus capacidades se niegan a ser utilizadas así.
También odio estar ocho horas enchufada a un ordenador.
Lo odio porque me agota, y porque me gusta leer y escribir, y si fijo la vista durante horas, ya no me apetece leer ni escribir.
El trabajo es una mierda.
Pero no quería hablar de esto.
Quería hablar de que este blog me gusta. Llevo un par de años en talleres de escritura, y me pasa que soy demasiado obediente. Hago un ensayo como se debe hacer un ensayo. Una columna como se debe. Un relato siguiendo todos los pasos. ¿Y qué hay de la chicha? ¿del sentimiento? No me apetece releer nada de lo que he escrito, no tiene interés.
Este blog, sin embargo, me gusta.
Tiene algo, aunque no todo esté bien escrito. Tiene mi estilo. Igual que mis primeras historias, con doce años solo podía escribir algo genuino.
Ayer se me ocurrió una idea que me gusta para un novela corta, pero creo, que si sigo en los talleres, voy a profesionalizarla demasiado. Yo nunca he sido artista, soy más artesana. Un poco… ¿preciosista? Me gustan las cosas que suenan bien y se entienden bien, las metáforas, la esperanza, la risa, lo bello.
En este blog escribo lo que me sale del alma. Pero hace tiempo que no escribo un relato que me salga del alma. Como los que hacía para Marla. Menos constreñidos, más bonitos, con más esencia.
Esa esencia es mi estilo. Y no quiero perderlo.
Las clases me han flipado. Estar con mis compañeros me encanta. Pero cada vez me parecen más nimios los juegos, cada vez me apetece menos jugar y más ser yo misma.
Quiero coger directrices, aprender de los grandes, pero conseguir mantener mi esencia, mi forma de contar las cosas. Tener mi chicha.
Mi chicha es la chicha, la chispa, el oh, bum, uf.
Siempre he tenido claro que quiero emocionar con mis textos. Pues eso voy a buscar, eso quiero hacer.
A ver si me saco el carnet de conducir, ya.
A ver si trabajo un poco menos.
A ver si me dedico tiempo.
Y escribo.
Escribo…
Escrivivo.
suahuabs 